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Cuando Juan y Zulema Ramos tuvieron a su tercer hijo, supieron que había llegado el momento de tener un hogar propio.

La casa de dos dormitorios que compartían con el padre de Juan ya era pequeña para su familia y, a pesar de haber ahorrado para comprar una casa propia, seguía sin ser suficiente.

Pero Paulina, la hermana de Juan, tuvo una idea: Le sugirió que solicitara una casa a través de Habitat for Humanity de Kansas City. La propia Paulina era propietaria de una casa de Habitat, y Juan la había ayudado a construirla el año anterior.

"No creía que fuera a clasificarme, pero ella me convenció para que lo intentara", afirma Juan.

A Juan le preocupaba que, si eran seleccionados, su familia tuviera que abandonar su barrio, donde estaban rodeados de amigos y familiares.

Tras rellenar una solicitud con un coordinador de Servicios a Propietarios de Vivienda de Hábitat KC, la familia fue seleccionada para una gran vivienda de tres dormitorios recién remodelada, con sótano, garaje anexo, gran patio trasero y una ubicación inmejorable: su barrio, a sólo dos manzanas de su antigua casa.

Quedarse en el barrio significaba que no sólo podrían estar cerca de amigos y familiares, sino que Juan y su padre podrían iniciar su sueño de un negocio paterno-filial de tapicería de coches y muebles.

Antes de poder comprar la casa, Juan y Zulema tuvieron que completar el "sweat equity" -lo que Hábitat para la Humanidad llama horas de voluntariado- y clases de educación financiera.

La pareja recurrió a sus amigos y familiares y les pidió ayuda para completar las horas. Juan también pidió un favor a su hermana, a la que había ayudado un año antes.

"Llamé a Paulina y le dije: 'Oye, ¿te acuerdas de cómo te ayudé a construir tu casa?", bromeó.

"Ni siquiera tuvimos que pedírselo", dijo Zulema.

"En cuanto le dijimos que nos habían aceptado, se apuntó como voluntaria".

Con la ayuda de amigos y familiares, pudieron completar las 350 horas de trabajo requeridas en sólo cuatro semanas.

"Estamos muy agradecidos al hogar y a todos los que nos han ayudado a llegar hasta aquí", dijo Zulema.

La familia Ramos se mudará a su nueva casa en febrero, pero ya están haciendo planes para seguir colaborando con Habitat KC.

"Quiero seguir siendo voluntario porque también puedo ayudar a los demás", dice Juan. "Puedo decirles a los amigos que necesitan una casa que vayan a solicitarla y sean voluntarios. Vamos a estar involucrados con Hábitat por mucho tiempo".

"Estar aquí hará realidad mis sueños".

Tras mudarse a Estados Unidos en 2016, Elisha Mutarahaza sabía que ser propietario de una vivienda ayudaría a construir una vida mejor para su familia.

"Criar a ocho hijos puede ser todo un reto viviendo en un apartamento de tres habitaciones. Imagínate en este espacio con 10 personas: es demasiado estrecho".

Elisha sueña con tener un lugar estable donde sus hijos puedan jugar y desarrollar sus vidas. Con la constante subida de los alquileres, su familia ha luchado por encontrar una oportunidad mayor que les permita hacer realidad este sueño.

"Le pregunté a mi amigo, ¿cómo puedo tener una casa? Sabiendo que mi amigo es propietario de una casa de Hábitat, nos dio el número y la página web para encontrar más información."

Tras rellenar una solicitud para el Programa de Adquisición de Viviendas de Hábitat, la familia de Elisha fue seleccionada para una casa nueva de cinco dormitorios con sótano, garaje y un gran patio trasero.

"Es una oportunidad increíble", dice Elisha. "Saber que mis hijos podrán decorar sus propias habitaciones hace que mi familia se sienta libre. Estamos muy contentos y emocionados".

Elisha espera hacer correr la voz de que Hábitat para la Humanidad está cambiando la vida de su familia, y da las gracias a los voluntarios y donantes que trabajan para construir el futuro de su familia.

Como madre de tres hijos que valora la estabilidad, la creatividad y la salud, Michelle está más preparada que nunca para construir un futuro mejor para su familia.

"Lo hago por mis hijos. Creo que tener estabilidad es una clave importante para tener una vida sana. Quiero darles un lugar donde crear recuerdos, tener un lugar estable donde crecer y vivir una vida cómoda."

La casa de 3 dormitorios que comparten actualmente con la madre de Michelle es estrecha y no ofrece mucho espacio para la movilidad.

"Mi madre y yo somos mejores amigas y le estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho para ayudar, pero quiero que tenga su paz y libertad para disfrutar de la jubilación", dijo Michelle.

Cuando Michelle recibió por primera vez la carta de aceptación, aún le rondaba por la cabeza la idea de que algo podía salir mal. Pero no dejó que eso detuviera su sueño de crear un lugar estable para que creciera su familia.

"Es alucinante poder ayudar a construir mi propia casa. A cada paso, se hace más real".

Michelle espera con impaciencia el día en que reciba las llaves para invitar a su familia a cenar.

"Las reuniones familiares significan mucho para nosotros, y será otro tipo de orgullo y felicidad poder decir: 'Vale, mi familia viene hoy a mi casa'".

Por encima de todo, Michelle dice que lo que más le ilusiona es dar a sus hijos una salida creativa a sus obras de arte y comprarles instrumentos para que puedan aprender y practicar libremente en un espacio seguro.

"Creo que ser propietario de una vivienda enseñará a mis hijos responsabilidad, orgullo de pertenencia y que trabajar para conseguir un objetivo puede ser duro, ¡pero merece la pena!".

Tras años gastando dinero en alquiler y sintiendo que tenía poco que demostrar, Jannetta Garrett está construyendo un hogar sano y seguro para su familia.
"Donde vivimos ahora tiene muchos problemas. El tejado se ha hundido seis veces. Hay corrientes de aire y está mal aislado. Las tuberías del baño se congelan cada vez que hace menos de 30 grados, así que tengo que meterme debajo de la casa con un secador de pelo para descongelarlas. Si esperara al casero, pasarían días antes de que lo arreglara".

Además de las elevadas facturas de la luz y el alquiler cada vez más alto, Jannetta dice que su casa actual es demasiado pequeña para las necesidades de su familia. Sus nietos, que la visitan los fines de semana, no tienen sitio para jugar, y no hay espacio para su madre, a quien Jannetta cuida a diario.

"Voy a casa de mi madre dos veces al día, siete días a la semana, para ayudarla, y dos veces a la semana vamos a diálisis. Mi madre vive en un tercer piso y el ascensor se avería con bastante frecuencia, así que tenemos que llamar a los bomberos para que la ayuden a bajar las escaleras; de lo contrario, se quedaría atrapada allí durante días. Pero cuando termine mi casa, se mudará conmigo y será mucho más fácil para los dos".

Jannetta espera con impaciencia el día en que reciba las llaves y dice que lo que más ilusión le hace es dejar de pagar el alquiler y vivir en un lugar que es enteramente suyo.

"Estoy harto de pagar alquiler. El coste siempre sube y no sacas nada a cambio, pero cuando me mude a la casa que he construido, hay sueños que quiero hacer. Tengo grandes planes para pintar y decorar y hacerla realmente mía".

Tras años de mudanzas, Marlon Toledo y su familia por fin pueden hacer realidad su sueño de tener una casa segura y estable gracias al programa de vivienda asequible de Habitat KC.

"Probablemente hemos vivido en 10 casas en los últimos 15 años", dice Marlon. "Sólo estoy dispuesto a proporcionar a mis hijos un hogar donde puedan tener su propio espacio para expresarse".

La familia lo es todo para Marlon, y cuando se enteró de que iba a convertirse en propietario, compartió que fue una experiencia muy emotiva.
"Estaba casi en estado de shock. Fue difícil procesar la información. Es una locura pensar que esto es real y que no tengo que regresar a México porque puedo construir una base para mi familia aquí mismo en Kansas City."

Cuando Marlon mira hacia delante, el futuro le trae esperanza y tradiciones familiares. Marlon planea restablecer una tradición de su infancia.
"Quiero tener un huerto para que mi familia cultive sus propios alimentos, quizá incluso una minigranja con gallinas. En México crecí con una forma de vida sostenible, y quiero compartir y construir ese vínculo con mis hijos."

Anjeanette sabe que ser propietaria de una vivienda a través de Habitat KC es su mejor oportunidad para construir estabilidad para ella y sus tres nietos a los que cuida.

Anjeanette, ex adicta, ha luchado durante años contra la drogadicción y la falta de hogar. Una batalla que finalmente la obligó a abandonar a su familia en Kansas City y trasladarse a Georgia en un esfuerzo por romper su ciclo de adicción.

"Cuando fui a Georgia, me rehabilité", dice Anjeanette. "Entré en un programa y aprendí a mantenerme limpia. Necesitaba ayuda y Dios utilizó a la gente de Georgia para mostrarme cómo mejorarme."

Ahora, 13 años sobria y viviendo de nuevo en Kansas City, Anjeanette trabaja como conserje para mantener a sus tres nietos que viven con ella en casa de su hermana. Dice que su hermana, que también es propietaria de una vivienda de Hábitat, ha sido un gran apoyo para ella y fue la primera persona que la animó a presentar su solicitud a Hábitat KC.

Anjeanette se planteó solicitar una vivienda propia, pero estaba indecisa. Le preocupaba que, a sus 55 años, le resultara difícil completar las horas de "sweat equity" necesarias para cumplir con su asociación o cumplir con los requisitos financieros. Sin embargo, después de vivir en una casa de Hábitat y experimentar la paz y la estabilidad que trajo a su familia, Anjeanette se comprometió a construir una casa propia para que sus nietos tuvieran el espacio que necesitan para crecer y prosperar.

"Estoy entusiasmada porque es un lugar que nos dará seguridad", dice Anjeanette. "En el fondo, creo que unirá a nuestra familia. Será un lugar nuestro, un lugar al que volver. Estoy agradecida por poder darles eso".

Ahora, mientras trabaja en sus horas de Sweat Equity, Anjeanette piensa mucho en lo lejos que ha llegado. Después de depender de la ayuda de otros durante años mientras luchaba contra la falta de hogar y la adicción, ahora tiene la oportunidad de devolver y construir una vida mejor para ella y sus nietos.

Por encima de todo, Anjeanette dice que le entusiasma construir un lugar estable, un lugar que siempre será suyo.

"Estoy deseando sentarme en mi salón y tener mi propia casa, meter la llave en mi puerta, girar la cerradura y saber: 'Esto es mío'".

Tianna y Michael saben que su creciente familia necesita espacio para prosperar. Su antigua casa de dos dormitorios se les ha quedado pequeña, pero el espacio es solo una de las razones por las que decidieron construir su futuro con Habitat KC.

"Nuestro barrio es malo. Hay muchos tiroteos y no es un lugar seguro para nuestros hijos", dice Michael. "Nos gusta estar al aire libre y queremos sentirnos unidos a nuestros vecinos. Donde estamos ahora no es un lugar donde podamos hacerlo".

Ahora, como propietarios de Hábitat, Tianna y Michael han construido una casa asequible en la que cada uno de sus tres hijos tendrá su propio dormitorio.
"Están encantados. Saben que cuando tengamos nuestra propia casa, tendrán sus propias habitaciones. Están deseando decorarlas. Una de mis hijas quiere una habitación de Minnie Mouse y la otra de unicornio arco iris", dice Michael.

Y como han construido en un barrio seguro y conectado, dicen que se sienten más cómodos formando parte de la comunidad y les entusiasma pasear con sus hijos hasta el parque que hay al final de su nuevo bloque.

La idea de ser propietaria de una vivienda siempre ha estado en la mente de Andrian Wells, pero nunca ha sentido que pudiera permitirse su propia casa. Entre el aumento del alquiler cada año y la falta de mantenimiento de su apartamento actual, Andrian estaba buscando una manera de tener su propia casa... y fue entonces cuando encontró el programa de propiedad de vivienda de Habitat.

El día que Andrian se enteró de que la habían aceptado en el programa fue inolvidable y supo que era un paso en la dirección correcta.

"No tenía ni idea de que me enteraría ese día porque salí de la ciudad y no había oído nada, así que me dije: "¿Qué pasa? ¿No me han aceptado?". Incluso le dije a Dios: 'Si alguien más realmente necesita esta casa, entonces me buscaré otra cosa, y estaré bien con no conseguirla, aunque realmente la quería'. Cuando supe que me habían aceptado, lloré muchísimo".

Como alguien que siempre ha deseado la estabilidad de tener una casa propia, el barrio de Wendell Phillips no podría ser un lugar mejor para proporcionarle precisamente eso. El padrastro de Andrian es el presidente de la Asociación de Vecinos de Wendell Phillips, siendo también una de las razones por las que ella tenía esperanzas de ser aceptada en el programa.
"Viviré al lado de mis padres y creo que será una buena decisión para mis hijos. Mi hijo se está haciendo mayor y no tiene muchas influencias masculinas a su alrededor, así que será bueno para él estar cerca de mi padrastro."

A Andrian le entusiasma dejar que sus hijos elijan exactamente cómo quieren que se decoren sus dormitorios. Visualiza una silla mecedora en el porche y un sofá de terciopelo en el salón.

"Nunca he tenido espacio para nada de esto. Estoy deseando tener buena compañía para celebrarme a mí y lo lejos que he llegado. Sé que cuando tenga mi nueva casa, podré salir de mi zona de confort para recibir a la familia durante las fiestas."

When a bat infestation was discovered in Andrea’ s apartment, she knew she had to find a better home for herself and her two children.

“It was so bad,” Andrea said. “One night, I woke up to a bat flying around in our apartment and later I found one in my son’s bed when I was putting him down for a nap.”

Concerned about their health and safety, Andrea contacted her landlord but was told they were not willing to help because it was too expensive to remove the bats. To make the situation even worse, Andrea, her son, and her daughter had to go through an expensive and painful round of rabies vaccines to ensure they had not been infected by the infestation.

“My landlord wouldn’t do anything to help,” Andrea said. “They gave me a plastic cup and a lid and told me to catch the bats myself.”

Eventually, she was able to move to another apartment but the experience made her realize that it was time for her to build strength, stability and self-reliance for her family. She began searching for a home to purchase but was unable to find one large enough for her family.

“I couldn’t afford anything,” Andrea said. “And what I could afford was too small or wasn’t in a safe neighborhood.”

It was Andrea’s friend, a Habitat homeowner, who suggested that she call Habitat KC and ask about the Affordable Homeownership Program.

“When she first told me about it I asked, ‘What’s the catch?’,” Andrea said. “At first I thought the application process was too complicated but once I started, it was so easy. I don’t know why I waited so long.”

Now in the Affordable Homeownership Program, Andrea will soon start construction on her new home. After a lifetime of rising rental costs and surviving an abusive relationship, she now has the chance to build a safe, healthy home for herself and her children.

Her children, currently sharing a bedroom, are looking forward to having a space to call their own. Her son wants a basketball goal and her daughter wants room to dance and a place for a puppy. Andrea is looking forward to going back to school with the money she will now save thanks to an affordable Habitat KC mortgage.

“They ask about their new home every day,” Andrea said. “My daughter draws pictures of the house all the time. She draws the whole family and the house is always there behind us.”

With Habitat KC, Andrea is putting the past behind her and building a brighter future for herself and her family.

“I always had a dream to own a home and I always wanted to build one. Now I’m doing just that.”

Leslie Williams has fond memories of growing up and visiting her grandmother in Kansas City.

Her grandma owned a Habitat house. But it wasn’t just a Habitat house; it was a source of community. Leslie remembers Habitat volunteers building her grandmother’s home and barbecuing with her family. This heartening community of helpers and homeowners was strikingly different from Leslie’s immediate family’s housing experience.

Leslie’s family didn’t own a home until she was 18 years old. They moved around a lot because rent was always too expensive. Consequently, Leslie was unable to foster relationships with her neighbors. Yet, communal interactions at her grandmother’s at a young age inspired Leslie to apply for a Habitat home. She was accepted into the affordable homeownership program in March 2016.

A lot has changed since those early barbecue days. Leslie is now a mother of twin 14-year-old boys. She has worked hard to establish a career with the US Postal Service—seven years in the making. Yet one thing remains constant: Leslie still aches to put down roots in an uplifting community. She’s excited to move into her home and meet the families next door. She has already actively worked towards revitalizing her neighborhood by participating in neighborhood cleanups.

The rooms in Leslie’s house will most likely smell of Leslie’s signature lasagna. She looks forward to experimenting with her favorite Mexican and Italian dishes in her new kitchen. Given her strong sense of community, she is sure to share a bite.